Eros Salvaje
Llanuras blancas, que se espesan en la intimidad de un
momento, cubriendo los lagos de nuestros cuerpos.
Brotan manantiales para regar la arena seca del anochecer de nuestros ojos,
después de haber luchado en la oscuridad.
Un eco se refleja en gritos de la selva, tocando a nuestros corazones como
lluvia de deseos que no terminan nunca de saciarnos por completo.
Rugidos de leones que rompen los silencios, haciendo levantar los oídos de
los que sueñan amarse como tú y yo.
Cascadas de promesas, tormentas refrescantes sobre la ardiente piel de
nuestros desiertos.
El viento, entra por una ventana de arbustos, meciendo las hojas de los
árboles en el concierto de la noche.
Somos entonces como dos fieras sembradas de hierbas húmedas que crecen en
medio de la desnudez. Te prometo que nadie sabrá que nos amamos así.
Y al despertarnos, con la sonrisa de la cañada en nuestros labios, sabremos
que el EROS que llevamos dentro se encuentra ahora dormido, y de esta forma
ocultaremos al resto del mundo nuestra calidad de amantes.
29 de septiembre.2001.
BERTHA SANCHEZ DE LA CADENA.